Y sin embargo te quiero.
" Es lo bonito que tiene esta profesión, que nunca se termina de aprender ni se acaban las ganas de enseñar."
El pasado martes durante una
jornadas de innovación educativa celebrada en Mérida, y a las que tuve el
placer de asistir, se hizo entrega de los premios Joaquín Sama y Tomás García
Verdejo, a la innovación e investigación educativas y a la trayectoria de aquellos centros que se han
distinguido por sus buenas prácticas y mejora de la educación. Enhorabuena a
los centros distinguidos como no puede ser de otra manera, y a los participantes que no lo hayan sido
pero también a los que no han participado oficialmente porque el clima que se
respiraba en el Palacio de Congresos no era sólo el de los asistentes, la
sensación térmica, término que ahora está muy de moda, era la del compromiso de
todo el profesorado sin excepción que ejerce la docencia en Extremadura para
con sus centros educativos, con su alumnado y con su comunidad educativa, en
conjunto.
Ciertamente el profesorado que
quiso acercarse a la entrega transmitía ese compromiso para con sus centros y con
los compañeros y compañeras cada vez que subían a recibir tanto uno como otro
premio y a menudo exteriorizando esa alegría e ilusión del mismo modo que
pudieran hacerlo sus propios alumnos, porque enseñar también es aprender de
manera que el maestro termina siendo alumno de su propia docencia. Es lo bonito
que tiene esta profesión, que nunca se termina de aprender ni se acaban las
ganas de enseñar.
Sin embargo, en un acto
institucional donde por desgracia y como en toda entrega de premios hay un
número determinado de premiados, los premiados siempre son todos los docentes,
porque cada año siguen demostrando que por más que sigan menguando sus
compañeros, llenando las aulas, multiplicadas sus tareas o requisitos de
formación, ante todo están las ganas de crear con sus alumnos, de trabajar de
mil formas distintas con mil herramientas distintas y todo porque les gusta su
profesión, todo por vocación, pues nadie ni nada salvo su propio compromiso les
exige sacar tiempo y esfuerzo de donde no tienen para poder llevar a cabo
proyectos e ilusiones a sus centros educativos.
Por eso, cuando uno asiste a
estos premios institucionales que otorgan administración y autoridades, y observa esa ilusión y
compromiso que sólo la vocación y profesionalidad es capaz de otorgar a esos
mismos compañeros y compañeras que a su vez sufren en su trabajo diario la
excesiva burocracia, la formación fuera de su horario de trabajo, la escasez de
horas, el aumento de carga y un largo etcétera, sólo puedo acordarme de aquella
famosa estrofa que cantaba Concha Piquer, “Eres mi vida y mi muerte, te lo
juro, compañero, no debía de quererte, no debía de quererte, y sin embargo te
quiero”.
Bonitas y ciertas palabras. Gracias!!
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