De comedores sociales y escolares.
A mediados del curso escolar
pasado, y presupongo como medida electoralista, se decidió sin estudio previo
de las consecuencias, que los comedores escolares fueran totalmente gratuitos
para todo el alumnado sin excepción, independientemente del fin por el que se
crearon, facilitar la conciliación laboral y familiar, es decir, lo que viene a
ser convertir un comedor escolar en un comedor social, eso sí, priorizando para
sus vacantes el nivel de renta.
Tampoco es que con
anterioridad se pagara mucho por dicho comedor escolar, pero algo se pagaba, el
problema viene tanto en cuanto el imán de “gratis” ha sobrepasado cualquier
expectativa, y tanto es así, que evidentemente las solicitudes se han
multiplicado, en algunos casos por dos, pero no así las vacantes para dichos
comedores escolares.
Con esto no quiero decir ni
muchísimo menos que unos niños o niñas merezcan más o menos comer en un comedor
escolar, incluso es moralmente aceptable,
a mayor necesidad mayor servicios públicos, y más ayudas a los más necesitados,
pero la solución para unos es el problema para otros, y me explico antes de que
me tachen de insensible.
La idea tanto de aulas matinales
como de comedores escolares, era facilitar la vida laboral y familiar, personas
trabajadoras que no tenían donde dejar a sus hijos e hijas, a tan hora
temprana, o a la revés, recogerlo a horas tardías cuando tenían que trabajar.
Con esta nueva norma, repito, de carácter social y no hay duda de ello,
cubrimos las necesidades más básicas, perfecto, pero alguien olvidó que los
comedores escolares tienen cierto límite de usuarios, y si alguien tiene que
conciliar su vida laboral y familiar tiene mayor renta que alguien que no tenga
vida laboral, pero tanto los primeros, por necesidad como los segundos, también
por necesidad, necesitan soluciones.
El problema de esa decisión,
repito, mal calculada a mi parecer, al menos no madurada, reside en las vacantes
de los comedores escolares, no en los beneficiarios. Si usted asume dicha
responsabilidad, bienvenida sea, pero qué hace usted cuando aquellos que
necesitan conciliar su vida laboral y familiar, hasta ahora asiduos al servicio
no pueden acceder al mismo porque ya no hay vacantes. Que solución les da a
esas miles de familias que ahora por su renta se quedan fuera de poder
conciliar su vida laboral y familiar, que no son grandes fortunas como diría
populistamente quién todos sabemos, son trabajadores y trabajadoras de a pie,
kellys, a las que ahora nadie nombra, transportistas que pasan días fuera de
casa, madres solteras, padres separados, y un largo etcétera.
Se preocuparon de los más
desfavorecidos, convirtiendo un comedor escolar en un comedor social, lo
aplaudo, pero debían haber buscado también la solución para el fin con el que
se creó el comedor escolar, conciliar la vida laboral y familiar, ampliando las
vacantes a las necesidades, tanto las básicas, como las laborales.
Saturnino Acosta García, Presidente de ANPE Cáceres.
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