Lo prometi dos, son deuda.
Aunque dice el refrán popular que
más vale un “toma” que dos “te daré”, al menos la promesa realizada por parte
del ejecutivo extremeño de este “te daré” el dos por ciento no abonado a los
empleados públicos extremeños de los meses de enero a noviembre del 2020, ha
pasado del subjuntivo pluscuamperfecto del verbo tener del anterior gobierno, a
un futuro del indicativo del actual, aunque sea futuro imperfecto, que confiemos
no termine pasando a un pretérito anterior, pues como decía el político
italiano Mazzini “las promesas son olvidadas por los príncipes, nunca por el
pueblo”.
No ha sido la única promesa
realizada esta semana, el ejecutivo extremeño también se ha comprometido a
sentarse a negociar la carrera profesional docente y en su caso, dotarla de
memoria económica, que quieras o no también es un “te daré” pero al menos y si
se concreta, con fecha de vencimiento.
Y mientras con un ojo miramos las
de aquí, con el otro, el ojo vago, miramos las de allí, la subida nacional del
2024 que está pendiente, dicen, de ser librada por falta de presupuestos
generales, y digo ojo vago porque mientras unos presumen del acuerdo alcanzado,
parece que no se han dado cuenta que el IPC está muy por encima de la subida
pactada, por lo que seguimos perdiendo poder adquisitivo año tras año sin que
nadie lo remedie, es más vendiendo las bajadas como subidas y algunos
creyéndoselo y otros celebrando, que nos los creamos. En todo caso es curioso
que sin presupuestos se pueda subir el SMI y que sin ellos no se pueda el resto,
será que depende del pagador. Si nos fijamos, concretamente éste ha subido en
seis años un cincuenta y cuatro por ciento, es decir, un nueve por ciento por
año. No es que me parezca mal, todo lo contrario, pues era uno de los más bajos
de Europa, pero en nuestro caso el de empleados y funcionarios públicos, las
subidas siempre son por debajo de la subida de los precios, el Índice de
Precios al Consumo, y por lo tanto de pérdidas y con respecto a Europa, también
sufrimos una diferencia de un diecinueve por ciento. Si a este le sumamos, la pérdida acumulada en los
últimos años de un veinte por ciento, díganme como dice el chiste, de qué se
ríe la hiena. Es que un “toma” es una
cláusula de revisión salarial ligada a la subida del IPC, y una subida salarial
por debajo del mismo, es un “te quitaré” pero disfrazado.
En fin, cada vez con más
asiduidad, nuestros políticos se abonan a eso del prometer ahora y cumplir
después, si cumplen, ya que entre la promesa y el cumplimiento no debe pasar
mucho tiempo, pues quien tarda en dar lo que promete, le cuesta cumplir lo
prometido y quien espera el cumplimiento del que promete se arrepiente.
Lo dicho, lo prometido es deuda y
lo convenido debe ser cumplido y por cada dos “te daré” un “toma” que cada vez
que “tomo” otros dos prometer “te daré”.
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