De escolarización y natalidad.
A simple vista y cubriendo sólo
el 56% de las plazas ofertadas, uno pudiera sacar varias conclusiones, alguna
educativa como oportunidad para el cambio, otras, sociales, algo menos
halagüeñas. En educación, sin profundizar, la más sencilla conclusión es la de
a menos alumnos menos docentes, craso error, pues partimos de unos números y
ratios obsoletos en relación a las exigencias y retos actuales para la
formación integral de los ahora nuestro alumnado pero a medio y largo plazo, nuestro
futuro como sociedad y como en cualquier lugar del mundo, éste está en las
manos de nuestros docentes y evidentemente de un sistema educativo garante,
fiable y perdurable.
La educación individualiza que
nuestro alumnado necesita es imposible con aulas, dependiendo de la etapa o
enseñanza con 25, 23 ó 20 alumnos, incluso si me apuran en las edades más
tempranas hasta con 15. Además el número
de docentes por aula no depende sólo del tutor, también interactúan varios
especialistas y docentes, siendo el número mayor cuanto más alta es la etapa.
La política educativa, exclusivamente atendiendo a criterios económicos y de
presupuesto, que relaciona número de alumnos con número de docentes
indistintamente de la edad, nivel, ciclo o etapa que le es propio al alumno o
de sus características, necesidades o capacidades no es reforzar la educación a
través de la política, sino mejorar la política a costa de la educación,
presupuestariamente hablando.
El descenso de la natalidad al
menos en educación, no es un problema, es una oportunidad, oportunidad que no
podemos desaprovechar y que no admite más demoras y debe ser la escuela
pública, la que garantiza la mejor educación sin distinción de ningún tipo a
todo el alumnado en cualquier punto de nuestra geografía la que debe liderarlo.
La otra lectura bastante menos
halagüeña es el descenso de la natalidad y el envejecimiento de la población.
Nuestras aulas van mermando pero nuestras residencias se van llenando y cada
vez a un ritmo más acelerado. La natalidad es un problema en casi toda España y
de difícil solución pues las mismas no se deben a un solo campo, consejería o
ministerio, la solución debe ser global y entre todos y todas.
Si se fijan, hasta hace apenas
treinta años, la `población escolar casi doblaba a la actual. No voy a decir
como comentaba un amigo, que nos hemos instaurado en la sociedad de la miseria
o como decía otro en la sociedad del egoísmo, pero sí debemos reflexionar sobre
ciertos cambios sociales que desde luego no auguran un mejor futuro. Tal y como
leía en un meme, nuestros bisabuelos en genérico, tenían doce hijos, nuestros
abuelos cuatro, nuestros padres dos y nuestros hijos uno, pero nuestros hijos
tendrán un gato, y además castrado. Si antes queríamos un coche, ahora un
patinete, una casa y ahora un piso o habitación compartida, una jornada entera
y ahora media o por horas, y así un largo etcétera.
Apuesten por la educación, y por
la educación pública pues tenemos la oportunidad a través de ella, de cambiar
esta sociedad o al menos de frenarla.
Saturnino Acosta García, Presidente de ANPE Cáceres
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