De competencias, descriptores y situaciones.

 




Escocia, uno de las primeras naciones en adoptar el llamado aprendizaje por competencias, ha dado marcha atrás, y ante la situación, y no precisamente de aprendizaje, acaba de cuestionarse  eso de aprender a aprender sin haber aprendido, por situaciones primero para alcanzar competencias,  o aprender a aprender aprendiendo antes, primero las competencias, para segundo resolver situaciones, es decir, como se ha pretendido enseñar toda la vida, con mejor o peor resultado, que también es cierto.

Fuera bromas, el problema no radica en si competencias sí o no, claves o básicas, como modelo a alcanzar o lo pragmático del concepto curricular, el problema como han planteado muchos estudiosos del aprendizaje por competencias, es cómo cada país ha entendido ese aprendizaje y cómo lo han implementado en sus aulas, pues no todas las sociedades estaban o están preparadas para ello, ni su punto de partida, que no perfil de salida.

Aquí en España, por ejemplo, los primeros que se pusieron de perfil, y no fue a la salida, si no a la entrada, fue la propia Administración Central, que sin anestesia y a dolor, de un día para otro, literalmente, nos dieron la vuelta completa a nuestra manera tradicional de trabajar, de programar, evaluar, etcétera. De contenidos y objetivos concretos y claros con evaluaciones significativas y cuantificables con sus modalidades a lo largo de cuatro leyes orgánicas a una especie de multiverso a lo estilo Marvel, donde todo es posible y donde nada es lo que parece. Donde conviven veinticinco universos distintos para una misma realidad que además no puedes nombrar, sólo dejar intuir, y lo mejor de todo es que la evaluación es lo más parecido a estar visionando “El Diario de Noa”.

Lo que a nosotros en España nos han vendido como la revolución pedagógica lleva aplicándose oficialmente en buena parte de Europa desde 2002, concretamente en  la Comunidad Francesa de Bélgica, Escocia, Inglaterra y Gales y Portugal, pero de poquito a poquito y por fases, algunos desde 1997 pero con las ideas claras, es decir o se trabaja la transversalidad desde las competencias o las competencias desde la transversalidad.

Para que me entiendan y resumiendo, no es que aprender por competencias esté mal, ni el planteamiento del objetivo final, lo que no puede ser es que un modelo tan complejo sea copiado de otros países con otras realidades y trabajo a sus espaldas, ojo, por parte del profesorado de cada país, y aquí se redacte de espaldas al profesorado, de un día para otro, sin tener en cuenta la realidad de nuestro alumnado y por si fuera poco, desde una visión más bien abstracta cargada de subjetividad alejada de cualquier rigor y exigencia académica como medio de alcanzar la felicidad a través de la vida contemplativa.

En referencia al alumnado porque lo que es para el profesorado como dice una chirigota, tanto hacer programaciones, preparar recursos, criterios de aprendizaje, competencias, descriptores y situaciones, para que aprendan lo que le sale de la rima y aprobando encima.


Presidente de ANPE Cáceres


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