El final del verano.
Así comienza
la canción del Dúo Dinámico con sesenta años de vida que aún sigue sonando en
nuestras vidas. Ella nació con el nombre de Lucía, ese principio de vacaciones
de verano en que se aprobaba la Ley de Derechos Civiles que abolía la
segregación racial en EEUU mientras que
España ganaba la Eurocopa del 64, buen año para nacer.
Ya en los
setenta compartía silla, gracias en primera instancia a Villar Palasí y su Ley
General de Educación, en la entonces Educación Preescolar, y conocía como la
llamaba, a su otra “mamá”, Doña Hortensia. Aunque todavía con cuarenta
compañeras de clase y cuarenta compañeros al otro lado de la calle, a los dos
años conoció a “D. Isidoro”, aquel maestro proveniente de la Reforma pero ya
con rango Universitario como título de
profesor de Educación General Básica, de dedos blanqueados por la tiza y voz
profunda, o al menos eso les parecía, por partes igual de querido como
respetado que fue su siempre recordado primer contacto con la docencia.
Pasaron los
años y Lucía pasó del final de la Dictadura a la Constitución del 78 con apenas
catorce años y recién terminada la E.G.B, pasando al Bachillerato Unificado
Polivalente, B.U.P., donde pasó su adolescencia más “Madrileña” acompañada y
arropada siempre por su referente espiritual, aquella que llamaban “la Toñi”,
aunque se llamara Antonia, profesora de Literatura que le hizo madurar al son
de poemas de Rafael Alberti y novelas de Isabel Allende.
Inolvidable
fue su Curso de Orientación Universitaria, con sus irrepetibles veinte años y
sus irrepetibles ochenta y noventa, donde eligió aquella profesión que más la
había marcado y a las personas que más influyeron en su vida profesional y a
las que nunca podría olvidar. Por su cabeza revoloteaba la dulzura maternal de
muchas Hortensias, el respeto y conocimientos de decenas de Isidoros y la
rebeldía, sensibilidad y espíritu crítico de cientos de Toñis.
Sí, Lucía
decidió ser maestra y vivió desde el encerado y el clarión al Tablet y pizarra
digital, del 10 al sobresaliente, a las comparaciones globales, al progresa
adecuadamente y vuelta al pasado. De sus manos se aplicaron la Ley Orgánica por
la que se regula el Estatuto de Centros Escolares, la LOECE, la reguladora del
Derecho a la Educación, LODE, la Ordenación General del Sistema Educativo de
España, LOGSE, la de Calidad de la Educación, LOCE, la de Educación LOE, la Mejora
de la Calidad Educativa, LOMCE y por la de Modificación de la LOE, LOMLOE.
De su
vocación, trabajo y esfuerzo, también por qué no, corazón y cabeza salieron
todas las profesiones oficios y trabajos posibles. Por sus manos pasaron miles
de alumnos y por sus alumnos, como anteriormente ella, pasarán miles de alumnos
y algunos como ella, elegirán la profesión más bonita, la más importante, la
que permite elegir cualquier otra.
Lucía se
jubila, este será el final de su último verano. Ha dado lo mejor en lo mejor y
ahora seguramente Juanito, aquel que nunca olvidará por ser más listo que el
hambre pero también el más travieso, vendrá a ocupar su lugar en la enseñanza.
Como cantaba el Dúo Dinámico, Lucía se va con esa vocecilla interior que dice que el final de su verano llegó y aunque partirá no sabe hasta cuándo este amor recordarás, pero sabe que en sus brazos te tuvo ayer.
Saturnino Acosta Presidente de ANPE Cáceres.
https://www.elperiodicoextremadura.com/opinion/2024/06/13/final-verano-103709574.html
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